PERCEPCIÓN: Cuando “Miramos” sin “ver”
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Puede que suene paradójico, y muy alejado de tu realidad pero te sorprendería lo mucho que puede relacionarse esto con tu día a día ¿Sabes por qué?
Primeramente es importante hacer la aclaratoria, para entendernos mejor vamos a considerar esto: mirar se refiere al proceso mecánico de dirigir la mirada o el campo de visión a algo en particular pero el procesamiento es mínimo porque ya nos hemos habitado a qué esperar de ello. Ver, sin embargo, a concentrar nuestra atención y nuestro interés tratando de procesar especialmente los detalles.
Cuando leemos un libro que nos acaban de regalar, cuando nuestro jefe nos o profesor nos cambia el grupo de trabajo o cuando bloquean el camino que siempre tomamos para ir a nuestra casa y nos vemos obligados a ir por otro que no conocemos, entonces optamos por ver de cerca, detallar (de qué se trata el libro, como son mis nuevos compañeros, en que cuadra tengo que cruzar) y puede decirse que estamos con todos los sentidos alerta. Pero una vez que esto comienza a formar parte de nuestra rutina lo impredecible se vuelve predecible.
Aunque estos son ejemplos sobre acontecimientos de nuestra vida diaria, el hecho de “mirar” o “ver” también puede convertirse en un estilo de vida y es aquí cuando se une con la percepción.
Observen la imagen superior (o véanla, mejor dicho), el hecho de que las mismas cosas puedan ser vistas de formas distintas consiste en la percepción (como lo hablamos en el post de PERCEPCIÓN: Un Mundo con Muchas Perspectivas ) pero también hay que considerar que es la visión de un niño (para el que muchas cosas aún son nuevas) y un adulto, entonces también se trata de una contraposición entre “ver” y “mirar”.
Este no es un llamado a que tratemos de “ver” el mundo todos los días y en cada momento porque el mirar también se hace necesario para poder ser ágiles en nuestro quehacer, pero si es una invitación a que de vez en cuando recordemos que podemos hacer ambas. Yo soy partidaria de que las cosas no se vuelven monótonas por si solas sino que nosotros ayudamos a volverlas así, aunque no de manera consciente, pero lo importante es que también podemos hacer lo contrario.
¿Alguna vez han estado con un niño que sonríe sorprendido ante dos aves jugando, las luces navideñas, o cualquier cosa que generalmente consideras “una pequeñez”? La próxima vez que te sientas aburrido en tu rutina: trata de “ver” como ellos lo que tengas a tu alrededor.
Si esto es lo que nos sucede con las cosas, ¿Te imaginas lo que sucede cuando dejamos de “ver” a nuestros seres queridos?
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